Nueva dirección de la Unidad de Búsqueda deberá disipar la sombra de denuncias de maltrato laboral
Terminó el periodo de Luz Marina Monzón como directora de la entidad y pronto debe anunciarse su reemplazo. Tras las denuncias publicadas por Mutante en diciembre, recibimos respuesta oficial de la funcionaria saliente. ¿La nueva cabeza podrá mejorar el ambiente laboral en esta dependencia, clave en asuntos humanitarios?
Fecha: 2023-02-26
Por: JUAN DAVID LÓPEZ MORALES
Ilustración:
Laura Hernández
Nueva dirección de la Unidad de Búsqueda deberá disipar la sombra de denuncias de maltrato laboral
Terminó el periodo de Luz Marina Monzón como directora de la entidad y pronto debe anunciarse su reemplazo. Tras las denuncias publicadas por Mutante en diciembre, recibimos respuesta oficial de la funcionaria saliente. ¿La nueva cabeza podrá mejorar el ambiente laboral en esta dependencia, clave en asuntos humanitarios?
Fecha: 2023-02-26
Por: JUAN DAVID LÓPEZ MORALES
Ilustración:
Laura Hernández
El lunes 19 de diciembre de 2022, Luz Marina Monzón, entonces directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), compartió con los empleados sus impresiones sobre la publicación de Mutante que expuso denuncias de acoso laboral y otras inconformidades relacionadas con el trabajo. No respondió a los cuestionamientos y, en cambio, regañó a sus subalternos por algunas de sus declaraciones, como constatamos en un video al que tuvimos acceso.
Para Monzón, “más allá de que se divulgue, que no sea equilibrado, que no sea veraz, le hace daño a algo que todos acá decimos que estamos comprometidos y es que estamos comprometidos con la paz, con la verdad, con las víctimas, y le hace daño porque al no ser muy equilibrado también genera zozobra en las víctimas”. Según ella, las críticas formuladas a la entidad por el manejo de las situaciones laborales le darían herramientas a quienes han querido atacar el trabajo de la búsqueda humanitaria de personas desaparecidas.
En ese espacio de más de media hora, en el que solo habló ella, Monzón reconoció haber recibido preguntas de Mutante a la que solo nos respondió casi ocho semanas después de publicado el artículo. Tras contrastarlas con la visión del Sindicato de la UBPD (SintraUBPD), persisten versiones diferentes sobre los hechos denunciados.
Monzón anunció a sus subalternos que solicitó acompañamiento al Ministerio de Trabajo para fortalecer el relacionamiento entre el Sindicato y la dirección de la UBPD, proceso que sigue en marcha y que ahora estará en manos del reemplazo de Monzón. La persona seleccionada será anunciada por un comité de escogencia el 4 de marzo. Entretanto, quedó como directora encargada Claudia Niño Izquierdo, quien venía desempeñándose como Secretaria General de la UBPD.
Antes de dejar su cargo, Monzón destacó entre los logros de su gestión haber consolidado la cifra de 104.602 personas como universo de personas desaparecidas, diseñar 28 planes regionales de búsqueda, registrar 5.307 posibles sitios de disposición de cuerpos, recuperar 746 cuerpos y entregar 178 de ellos, así como el hallar con vida a 11 personas que estaban dadas por desaparecidas.
A pesar de estos logros, que dan cuenta del esfuerzo de todos los servidores con sus dificultades y de una entidad en construcción, inédita en el país, el conflicto laboral permanece y estos son algunos de los puntos que deberá resolver la próxima dirección:
1. Políticas de bienestar y cuidado
En su respuesta a Mutante, Monzón señaló que la Unidad ha mantenido “un compromiso de cuidado y bienestar con sus equipos” con medidas que reconocen “la enorme exposición emocional y física” que implica la labor humanitaria.
No obstante, sobre por qué fue necesario que los trabajadores se organizaran para denunciar la arbitrariedad con la que se estaban otorgando bonos, permisos y compensatorios, la directora dijo que “en una estructura como la de la UBPD con distintos niveles de dirección y coordinación […] pueden presentarse interpretaciones distintas que llevan a malestares en los equipos”.
Para el sindicato, según la respuesta que nos dio, eso que Monzón llama “interpretaciones distintas” es en realidad “un margen muy elevado de discrecionalidad que permite la arbitrariedad de jefes, coordinadores y la Dirección General”.
La exdirectora dice que después de reunirse con el sindicato se emitieron directrices y memorandos que precisaban el alcance de esas medidas de bienestar “para prevenir distorsiones en la comprensión y remediar las dificultades”. Por ejemplo, se modificó la conformación del Comité de Convivencia Laboral, del cual se retiró a la Secretaria General (hoy directora encargada) como miembro, pues estaba siendo juez y parte en las denuncias.
2. ¿Hay sobrecarga laboral?
Monzón nos explicó que la planta de personal de la entidad se fue consolidando progresivamente hasta completarse en el segundo semestre de 2020. Dijo que de las 522 personas que la conforman, un 30 % es personal de apoyo administrativo y el otro 70 % es equipo técnico y operativo.
Le preguntamos si consideraba que había sobrecarga en las labores de la entidad, a lo que nos dijo que esa respuesta la debe dar el estudio de cargas laborales que deberá hacer la nueva administración. Reconoció que cumplir con el trabajo de la entidad “demanda esfuerzos importantes”.
Al respecto, SintraUBPD señaló que en 2021 el sindicato solicitó el estudio de cargas y que “la administración se negó a llegar a un acuerdo al respecto”, pero que según entienden está planeado hacerlo en 2023. Además, que varias instancias de la entidad han hecho análisis en los que concluyen que existe sobrecarga laboral y ausencia de procesos de planeación y retroalimentación. “Confidencialmente, contratistas encargados de estas mediciones han llamado la atención sobre la falta de toma de medidas frente a las conclusiones”, dice el sindicato.
3. Procesos disciplinarios como “castigo”
Monzón aseguró que la UBPD no castiga ninguna iniciativa que busque cumplir la misión de la entidad, pero aclaró que como institución del Estado está sujeta a reglas constitucionales y legales. “Es deber de las directivas, en la línea de la prevención, tomar acciones disciplinarias cuando tenga noticia u observe el presunto incumplimiento de deberes”. Aclaró que la apertura de un proceso disciplinario no implica una decisión sancionatoria.
En cinco años, dice la respuesta, solo se han abierto cuatro procesos disciplinarios “en los cuales hemos dado todas las garantías”. No obstante, esto no coincide con los datos que maneja el sindicato. Según un derecho de petición que la Dirección les respondió en octubre de 2022, se iniciaron 28 investigaciones disciplinarias, de las cuales 13 fueron cerradas. Y en 10 más se acudió a espacios de indagación preliminar.
“La apertura de una investigación disciplinaria le implica a las y los servidores que se ven implicados en ellas un desgaste emocional, mental y económico, pues la defensa implica incurrir en gastos de representación legal”, dijo el sindicato.
4. La dimensión y la razón de las renuncias
Según Monzón, al 30 de diciembre de 2022, se habían presentado 68 renuncias (de una planta de 522 personas). Las motivaciones, dijo, van desde el cambio de gobierno y nuevas oportunidades hasta mejores ofertas económicas, según las cartas de renuncia. Además, la exdirectora dijo que el vencimiento de su periodo en febrero de 2023 hizo que muchas personas no tomaran el riesgo de esperar la nueva dirección, dado que todos los cargos son de libre nombramiento y remoción.
El sindicato cuestionó esta respuesta, pues sí conocen de cartas de renuncia que en su motivación expresaban situaciones de acoso laboral y afectaciones emocionales. Citaron el caso de una funcionaria a quien la Secretaria General le sugirió cambiar la motivación escrita y cuya carta de renuncia también conoció Mutante. “Si las renuncias se refieren a asuntos como acoso y otros, no se aceptan hasta tanto esas situaciones no se aclaren o pasen por un debido proceso. Es tal el nivel de desgaste emocional que la gente solo quiere salir de la entidad lo más rápido posible. Ello ha implicado que varios opten por cambiar su carta de renuncia o de abstenerse de motivarla para no retrasar más su salida”, aseguró SintraUBPD.
Esta discrepancia va más lejos cuando se trata del nivel directivo (subdirecciones, direcciones técnicas, cargos de asesoría, jefes de áreas y coordinadores de equipos). Según el sindicato, por esos puestos pasaron al menos 33 personas distintas durante la dirección de Monzón, lo que ha ido en detrimento de consolidar un equipo directivo debido al clima laboral. Al respecto, Monzón solo enumeró la duración en el cargo de quienes están actualmente.
5. Sobre la libertad sindical
Monzón aseguró que la UBPD se comprometió a garantizar el desarrollo de la actividad sindical y que ha adelantado procesos de formación en materia de derechos sindicales.
En cambio, el sindicato dice que se les negó el permiso sindical para la primera asamblea, que era de forma virtual, que la administración “bloqueó” la campaña ‘El diálogo es la ruta’ y que en la campaña contra el acoso bloqueó herramientas del correo electrónico del sindicato.
La directora “solicitó quitar la imagen de la campaña a una de las negociadoras del Sindicato y al negarse, la expulsó de una reunión de trabajo”, con lo que para el sindicato habría violado su libertad de asociación e impedido el ejercicio de sus funciones.
Monzón respondió que se trataba de “medidas para reforzar la imagen institucional” y que, según el Ministerio del Trabajo, la garantía sindical no se hace extensiva al perfil oficial e institucional de los servidores. El sindicato también consultó al Ministerio y este señaló que usar imágenes alusivas a sus campañas “no es algo que esté prohibido”.
El sindicato añadió que cuando se inició una campaña contra el acoso laboral también empezó “un programa llamado ‘Charlas con la Directora’ en el que se atacaba al Sindicato y solo en una oportunidad se permitió la réplica a la Presidenta”. Asimismo, señaló que en el tercero de esos espacios, Monzón invitó a organizaciones de víctimas con el fin de atacar al sindicato. Allí, las personas invitadas afirmaron que la actuación de este “no era legal” y que “debería desaparecer”, sin permitirles ninguna réplica a los aludidos.
6. La búsqueda de las personas identificadas no reclamadas
En el reportaje de Mutante se contó que por directriz de Monzón, las personas identificadas no reclamadas dejarían de ser buscadas por la Unidad de Búsqueda, decisión con la que los trabajadores se sentían inconformes. Al respecto, Monzón nos respondió que la entidad debía dirigir sus esfuerzos a responder dos preguntas sobre las personas dadas por desaparecidas: ¿qué les pasó? y ¿dónde están? “Frente a la hipótesis en que se tenga certeza de dónde está la persona y qué le ocurrió, estaríamos ante una situación que excede el marco de la competencia de la UBPD”. Sin embargo, “a partir de los debates internos promovidos y sostenidos con el equipo técnico, este lineamiento se dejó sin efectos”, dijo Monzón.
Para el sindicato, “la no reclamación de cuerpos de personas identificadas, entre otras razones, tiene que ver con que las familias desconocen este proceso de identificación”, por lo tanto las familias al no conocer la suerte y paradero de su familiar la siguen dando por desaparecida. Según el sindicato, la dirección tuvo que aclarar y retractarse a raíz del artículo anterior de Mutante.
7. El “exceso” de requisitos para hacer el trabajo
Para la dirección saliente, la Unidad de Búsqueda está regida por un Modelo de Operación de Procesos que identifica qué es lo necesario para cumplir el mandato a través de procedimientos que se construyeron con los equipos de cada dependencia. Señaló que la entidad debe satisfacer los derechos de las víctimas y “a la vez, debe evitar vulnerar derechos fundamentales de terceros”, lo que explicaría que se impongan requisitos que a juicio del sindicato son excesivos y hacen de la búsqueda un proceso mucho más lento.
“La entidad en 5 años de funcionamiento no ha dispuesto de un Sistema de Información, lo que ha implicado acudir a herramientas que generan doble o triple trabajo y reprocesos”, responde el sindicato, y así se llega en ocasiones a vulnerar “la garantía de los derechos de familiares a no ser objeto de tratos inhumanos y degradantes” al extender por trámites burocráticos las acciones humanitarias que puedan conducir a tener respuestas sobre sus seres queridos.
Nota editorial: Varias de las fuentes de Mutante nos contaron que tras la publicación del primer artículo sobre la situación al interior de la UBPD se escucharon comentarios y preguntas para intentar dar con la identidad de quienes hicieron las denuncias. Este medio se reservó sus nombres y otros detalles que pudieran identificarlos porque temían represalias.
Esas mismas fuentes señalaron que tras la publicación también se profundizaron diferencias sobre la base de una falsa dicotomía alimentada por Monzón de que supuestamente allí se “despreciaba” el trabajo del equipo administrativo o se sugería que alguien “sobraba” en la entidad, lo cual nunca se planteó en la investigación de Mutante.
Al denunciar el clima laboral en la UBPD no partimos de asumir mala intención de ningún actor, ni de dibujar un conflicto entre dos bandos. Recogimos denuncias sobre una situación particular. Atender la deuda histórica que existe en Colombia con las víctimas, en general, y con las víctimas de desaparición, en particular, no excluye denunciar las inconformidades al interior de las dependencias a cargo de esos procesos. La demanda por llegar a los mejores acuerdos y condiciones laborales que permitan cumplir con esa tarea tan titánica como imprescindible no se opone a los derechos de las víctimas.
La dirección de Monzón permitió crear y consolidar una entidad que por primera vez atiende el clamor de las víctimas de desaparición. Algunas personas con quienes hablamos consideraron injusto que su periodo termine con la narrativa de que su gestión se limitó a crear este complejo clima laboral y organizaciones de víctimas han manifestado públicamente cariño y gratitud a la labor de Monzón.
El sindicato, por su parte, ha puesto sobre la mesa discusiones necesarias que deberá tomar en cuenta la dirección que llegue para garantizar que la entidad se consolide en su misión de atender a las víctimas, hacia afuera, y crear un clima de respeto y estabilidad hacia adentro.