“No es una cosa normal que los cuerpos de las niñas y niños sean vendidos”: Mariangel López

¿Cómo es ser parte del grupo de ciudadanos que lucha contra un mercado sexual ilegal dispuesto a comprar a los más jóvenes y vulnerables en una ciudad deslumbrada por el turismo y los dólares? Mutante conversó con siete ciudadanías comprometidas para que describieran las acciones que despliegan individual y colectivamente.

Consulta el especial periodístico completo haciendo click aquí.

Fecha: 2024-04-01

Por: Karen Parrado Beltrán

Foto: Maria Paulina Pérez | Diseño: Wil Huertas

“No es una cosa normal que los cuerpos de las niñas y niños sean vendidos”: Mariangel López

¿Cómo es ser parte del grupo de ciudadanos que lucha contra un mercado sexual ilegal dispuesto a comprar a los más jóvenes y vulnerables en una ciudad deslumbrada por el turismo y los dólares? Mutante conversó con siete ciudadanías comprometidas para que describieran las acciones que despliegan individual y colectivamente.

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Fecha: 2024-04-01

Por: KAREN PARRADO BELTRÁN

Foto: Maria Paulina Pérez | Diseño: Wil Huertas

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En marzo pasado, López cumplió doce años. Fue el mismo mes en el que alistó su cuaderno de hojas cuadriculadas y habló ante la plenaria del Concejo de Medellín. Los 13 (de 21) cabildantes de la ciudad la escuchaban expectantes. “Los niños y las niñas no nos sentimos seguros al salir a espacios públicos”, dijo en medio de su intervención. 

La explotación sexual de niñas, niños y adolescentes (Escnna) tiene a la ciudad agobiada, es un problema que desborda los casos más mediáticos y las comunas más turísticas de Medellín, como la Comuna 14, El Poblado (donde quedan el Parque Lleras y Provenza). En el barrio de López, en la Comuna tres, la explotación no es un problema lejano. 

Mariangel Foto_Especial_ESCNNA
Mariangel López en uno de los murales de la sede de la Corporación Con-Vivamos, al nororiente de Medellín, una organización social de la que hace parte desde que tiene cinco años. Foto: Maria Paulina Pérez (@laluzqueamo).

Mariangel López es una niña de 12 años en la Comuna 3 (Manrique) de Medellín.

Ella y sus vecinitos saben lo que pasa, que los cuerpos de las niñas y niños tienen un precio. No es algo que ella vea con indiferencia. Ha sentido miedo. En sus ojos se forma un charco cuando menciona hasta qué punto la explotación sexual afecta sus vidas. “Además de ser una vulneración de derechos, es un impedimento para que un niño y una niña pueda vivir feliz el resto de su vida”, dice.

Por eso, después de un tímido Buenos días, el día de la plenaria lanzó sobre todo preguntas. No quiere sentir más miedo. Su discurso tenía como destinarios a los concejales, que hacen control político al actual alcalde Federico Gutiérrez, pero en un minuto atravesaron las paredes del recinto para interpelar a toda la ciudad. “¿Cuáles van a ser esos espacios en los que podamos sentirnos libres y poder expresarnos libremente sin sentir ningún miedo?”, dijo.

Quizás no fue algo que imaginó hace siete años, cuando conoció a la Corporación Con-Vivamos, una organización de derechos humanos. En “la corpo” aprendió que la Escnna es más que una palabra rara. Ahora, López se opone a que sea un problema en el que no se tengan en cuenta las voces de las niñas y los niños. “Si las siguen ignorando, no vamos a llegar a nada”, dice.

Esa secuencia de seis letras la ha llevado a manifestarse de distintas formas: marchas, plantones, comunicados. Su resistencia es una oposición. “Si yo me estoy oponiendo a la explotación sexual, y estoy haciendo acciones de incidencia, yo estoy resistiendo contra la Escnna, ¿si me entiende?”, agrega. 

Su resistencia se enfoca en visibilizar la voz de las niñas y niños.