Navegando en #HablemosDelAgua: un lamento colectivo

Fecha: 2023-09-15

Por: Natalia Duque Vergara

Navegando en #HablemosDelAgua: un lamento colectivo

Por: NATALIA DUQUE VERGARA

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Hace un mes nos bañamos en el río Cocorná: arenoso, de corriente salvaje y piedras grandes. El mismo que corriente arriba está represado por tres Pequeñas Centrales Hidroeléctricas (PCH) que detienen su cauce para mover unas turbinas, mientras que corriente abajo vuelve a recuperar parte de su fuerza para desembocar en el Río Magdalena, una de las arterias de agua más imponentes del país.

Llegamos al Oriente antioqueño luego de un proceso de varios meses en el que convocamos a 18 jóvenes de distintas regiones del país para participar en nuestra primera Escuela Mutante. En abril, Alejandro Echeverri y Christian Torres, integrantes de la Escuela, abrieron el chat de Whatsapp #HablemosDelAgua en el Oriente antioqueño con más de 170 personas de 16 municipios interesadas en conversar sobre este tema. El grupo explotó con historias, fotos y videos de quienes narraron sus recuerdos más significativos con el agua:

La primera vez que logré flotar, de esa manera me pude conectar con la naturaleza a un nivel totalmente diferente.

Mi familia alrededor del río, contando las mejores anécdotas de su infancia.

Los ríos y las quebradas, nos dimos cuenta, no solo han sido el punto de encuentro de  un movimiento de resistencia en el Oriente, que trasciende generaciones, sino también de sancochos, charlas, ‘paseos de olla’ y primeras veces:

Un recuerdo presente significativo es mi hija aprendiendo a nadar, tiene 6 años.

Mi recuerdo más significativo con el agua fue cuando fui por primera vez con mi familia al río más cercano del pueblo.

El agua ha hilado las relaciones cotidianas de las comunidades que viven en una región verde, montañosa, viva, que en los años noventa padeció la violencia  paramilitar.  Cientos de liderazgos que defendían el territorio fueron asesinados.  

En los años siguientes se construyeron 16 hidroeléctricas que han transformado las economías campesinas y paisajes de esta región. La preocupación por las hidroeléctricas, presentes y futuras, se repitió una y otra vez en el chat, y también cuando nos reunimos alrededor de botellas de chicha con líderes y lideresas de la comunidad. La conversación abarcó el represamiento de los ríos, la presencia de las PCH y las hidroeléctricas, la actitud de las empresas y la zozobra ante la incursión de más proyectos de este tipo en el marco de la transición energética del gobierno. 

En ese círculo escuchamos la voz de impotencia de quienes nos contaron que los proyectos inundaron tierras fértiles, modificaron microclimas, acabaron con los peces y la agricultura, secaron los charcos. Según ellos, las hidroeléctricas cambiaron no solo el paisaje, sino las relaciones místicas, históricas, económicas, sociales alrededor de él. 

El chat de #HablemosDelAgua activó una conversación alrededor de las emociones que les ha traído la construcción de los megaproyectos. Por ejemplo, las palabras más utilizadas en el chat para referirse a ellos fueron: 

Desarraigo – afectaciones – incumplimientos – cambios – 

mentiras- desplazamiento – amenaza

La cantidad de sensaciones compartidas, la evidente necesidad de hablar sobre este tema, así como la incertidumbre de la transición energética como una amenaza directa para el territorio del oriente, nos motivaron a preparar la conversación digital: #HablemosDelAgua. 

Este proceso es la cristalización de seis meses de trabajo que, luego de navegarlos junto a las 202 personas que hacen parte del chat, nos llevan a  explorar tres dimensiones del agua: la relación con ella desde nuestra cotidianidad, el agua como energía (desde la mística hasta la física) y, finalmente, el papel del agua en la transición hacia otro tipo de fuentes de energía. 

En las próximas dos semanas les invitamos a recordar sus primeras veces nadando, los fiambres a la orilla del río, el día que llegaron con cansancio y el agua caliente les devolvió la vida. Que imaginen los sonidos de las olas, de una corriente suave y luego fuerte que puede convertirse en energía. 

Mientras tanto, nosotras, como equipo, esperamos ofrecerles contenidos rigurosos que además  complementen las 202 voces que nos compartieron sus historias. Esperamos, en la medida de lo posible, catalizar esta incertidumbre colectiva, reconocer los claroscuros de esta conversación que nos enfrenta a este dilema: la necesidad de cambiar las fuentes de energía y los costos ambientales y sociales de represar los ríos.