"Hay un cúmulo de cosas en contra de las formas pacíficas que intentan combatir esta ola de explotación sexual": Alejandra Ossa

¿Cómo es ser parte del grupo de ciudadanos que lucha contra un mercado sexual ilegal dispuesto a comprar a los más jóvenes y vulnerables en una ciudad deslumbrada por el turismo y los dólares? Mutante conversó con siete ciudadanías comprometidas para que describieran las acciones que despliegan individual y colectivamente.

Consulta el especial periodístico completo haciendo click aquí.

Fecha: 2024-04-24

Por: Karen Parrado Beltrán

Foto: María Paulina Pérez | Diseño: Wil Huertas

"Hay un cúmulo de cosas en contra de las formas pacíficas que intentan combatir esta ola de explotación sexual": Alejandra Ossa

¿Cómo es ser parte del grupo de ciudadanos que lucha contra un mercado sexual ilegal dispuesto a comprar a los más jóvenes y vulnerables en una ciudad deslumbrada por el turismo y los dólares? Mutante conversó con siete ciudadanías comprometidas para que describieran las acciones que despliegan individual y colectivamente.

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Fecha: 2024-04-24

Por: KAREN PARRADO BELTRÁN

Foto: María Paulina Pérez | Diseño: Wil Huertas

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“He vivido toda la vida acá”, dice Ossa, de 29 años, señalando la ladera por la que asciende el barrio Villa Guadalupe. Aún no se acostumbra a figurar en algunos periódicos locales por denunciar situaciones de explotación sexual contra niñas, niños y adolescentes de las comunas populares de Medellín, las más vulnerables. Tampoco desea hacerlo. Se niega a que el problema se vuelva “parte del paisaje”. Es algo que en los barrios afecta vidas concretas: ella conoce bien el contexto, creció entre dos barrios de la Comuna 1.

Cuando piensa en eso, recuerda que tuvo un cortocircuito con su entorno. Haber accedido a una formación en derecho humanos y género desde pequeña la hizo una adolescente rara. “Es una doble protección por así decirlo, saben que contigo no se van a poder meter”, dice. A los trece años (2006), Ossa asistió por primera vez a un grupo juvenil de la Corporación Con-Vivamos, una organización social que promueve los derechos humanos, y conoció el trabajo comunitario. Hoy es una de las líderes de su Equipo de Niñez y Juventud. “Mi manera de resistir es desde la educación popular”, dice. 

Alejandra Ossa en la sede de la Corporación Con-Vivamos, al nororiente de Medellín, una organización social desde donde promueve los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes de las comunas más vulnerables a la explotación sexual. Foto: Maria Paulina Pérez (@laluzqueamo).

Alejandra Ossa es una comunicadora y líder social de 29 años en la zona nororiental de Medellín

El trabajo comunitario le permite saber algunas cosas que están viviendo las niñas y niños en sus barrios, junto a sus familias y vecinos. No son un secreto para nadie, pero quedan sepultadas bajo la cotidianidad convulsa de la ciudad. Son realidades díficiles, muchas veces permeadas por la violencia intrafamiliar o el abuso sexual. En ellas, Ossa ve la raíz de un problema como la explotación sexual de menores de edad, intensificado por la turistificación que vive Medellín.

En el fondo, quisiera que la protección que la alcanzó a ella en su adolescencia, alcanzara a otras niñas y adolescentes que están más solas en las comunas. En la calle, el ofrecimiento más común tiene que ver con el dinero, no con la protección. En los salones de la corporación, ella intenta que las niñas y niños descubran herramientas para hacer prevención y proteger a otros con sus propias palabras y acciones.

Ella misma los ha acompañado a algunos plantones contra la explotación sexual. Llevan carteles con mensajes escritos a mano. Es una forma de poder que fortalece su ciudadanía. A donde van, Ossa dice que muchos de ellos ponen la palabra Escnna (explotación sexual de niñas, niños y adolescentes). “Dicen cosas que ni siquiera los profesores de sus escuelas han apropiado lo suficiente”. 

Resistir no es un verbo fácil para Ossa. Por el contrario, está lleno de trabajo y persistencia. “Hay un cúmulo de cosas en contra de nuestra pedagogía”, dice. “En contra de estas formas pacíficas de hacer las cosas amorosas, creativas, que intentan resistir a esa ola”. 

Su resistencia se enfoca en la educación popular.