En nombre de Dios: una coalición religiosa ayuda a abortar en el sur de Estados Unidos
La New Mexico Religious Coalition for Reproductive Choice (Coalición Religiosa de Nuevo México por los Derechos Reproductivos) ha ayudado a que alrededor de mil mujeres de Texas, Oklahoma y Arizona accedan a abortos seguros en el último año. Esto luego de que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos emitiera la sentencia Dobbs vs Jackson, de junio de 2022, devolviendo a cada estado el poder de legislar sobre el procedimiento, y revirtiendo otra sentencia que desde hace 49 años garantizaba el derecho al aborto en todo el país.
Fecha: 2023-06-26
Por: Teresita Goyeneche Perezbardi
Collage: Luisa Fernanda Arango
En nombre de Dios: una coalición religiosa ayuda a abortar en el sur de Estados Unidos
La New Mexico Religious Coalition for Reproductive Choice (Coalición Religiosa de Nuevo México por los Derechos Reproductivos) ha ayudado a que alrededor de mil mujeres de Texas, Oklahoma y Arizona accedan a abortos seguros en el último año. Esto luego de que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos emitiera la sentencia Dobbs vs Jackson, de junio de 2022, devolviendo a cada estado el poder de legislar sobre el procedimiento, y revirtiendo otra sentencia que desde hace 49 años garantizaba el derecho al aborto en todo el país.
Fecha: 2023-06-26
Por: TERESITA GOYENECHE PEREZBARDI
Collage: Luisa Fernanda Arango
Cuando Joan se mudó a Nuevo México empezó a frecuentar grupos de oración. Primero en Gallup, el pueblo al que llegó, y luego en Albuquerque, la ciudad donde hoy vive. Era el final de los noventa, las redes sociales no eran habituales y Whatsapp no existía. Su forma de hacer nuevas amistades y de mantener conexión con su familia en Oklahoma era a través de Dios. En uno de estos grupos de estudio de la Biblia, escuchó por segunda vez en la vida sobre la Coalición Religiosa de Nuevo México por el Derecho al Aborto. La primera había sido en los setenta cuando con 20 años, embarazada, fue al médico porque necesitaba un aborto. Cubierta por el apoyo de sus padres –y de su seguro médico—había accedido al procedimiento. Antes de comenzar, el médico que la atendió le habló sobre la Coalición, una nueva organización de la que la Iglesia metodista era parte. “Dios apoya tu decisión”, le dijo. Y así fue. Una vez pasó todo, llegó a casa y sintió alivio. “Me acosté a dormir y al día siguiente pude volver a la escuela”.
Para Joan, todas las mujeres deberían tener el mismo acceso que ella tuvo, pero en la región en la que vive –el sur de los Estados Unidos– este servicio médico es cada vez más restringido. Por eso, la segunda vez que escuchó sobre la Coalición respondió al llamado como quien salda una deuda pendiente. Primero como voluntaria y más adelante como directora ejecutiva, Joan Lamunyon Sanford lidera la hoy llamada Coalición Religiosa de Nuevo México por los Derechos Reproductivos (New Mexico Religious Coalition for Reproductive Choice). Con ella a su cargo, la organización ha ayudado a que unas mil personas accedan a abortos seguros desde que se anuló la sentencia Roe vs. Wade en el verano de 2022 –una decisión que lamentaron organizaciones de todo el mundo que protegen los derechos humanos–. La mayoría proviene de Texas, Arizona y Oklahoma, el estado donde hace más de cuarenta años Joan fue atendida de manera legal y segura.
Desde que en 2021 pasó la Ley 8 (Bill 8) en Texas, que prohibió el aborto hasta la sexta semana de embarazo, la demanda de abortos ha aumentado en Nuevo México. Ahí, las garantías se mantienen hasta la semana 24. Activistas y periodistas han declarado que este estado, fronterizo con el de Chihuahua en México, es un frente de batalla en la lucha por la justicia reproductiva. Con la prohibición total en 13 estados y la disminución de semanas en otros 11, lugares como Nuevo México –vecino de Texas y Oklahoma donde la prohibición es hoy total, y Arizona, donde es parcial– se han convertido en un refugio para cientos de mujeres y personas gestantes. La Coalición ofrece fondos para el transporte, el hospedaje y alimentación de quienes necesiten el servicio, además de acompañamiento.
Para llegar a la oficina en Albuquerque, primero hubo una cita virtual con la cámara apagada. Después de insistir por varias semanas me dieron una cita y la dirección, que es confidencial para evitar el acoso al equipo o a las beneficiarias, como ha ocurrido antes. Como una cactácea al sol, el modesto espacio de la Coalición es un cerco de calidez y abundancia. En lo que está dispuesto como una sala de descanso para quienes vienen de otras ciudades, hay frutas, té, galletas, televisión, fuentes que gotean agua, ventanales y mucha luz. Hay carteles en las paredes que dicen:
Nuestra fe no discrimina
Los abortos justos son un valor judío
Tomaste la decisión adecuada. Con amor, Rev. E.
En un giro inesperado para quien no es habitual vincular abortos seguros con el favor de la religión, la Coalición cuenta con el apoyo de congregaciones religiosas de todo el estado. Algunos nombres aparecen en una carta que desde hace años circula en medios y que cada vez cuenta con más firmantes. Es una lista diversa en la que figuran más de cien líderes entre musulmanes, judíos, cristianos, católicos, multi-fe, unitarios, espirituales, entre otros.
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Una de las aliadas más importantes de la Coalición es Catholics For Choice (Católicxs por el derecho a decidir), una organización con base en Washington D.C. que nació al tiempo que la sentencia de Roe vs. Wade en 1973. Catholics For Choice (CFC) lidera un movimiento que, contra la posición de las centrales del poder católico estadounidense e internacional, apoya los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las personas gestantes. Esto en Estados Unidos, donde de acuerdo con un estudio del Pew Research Center publicado en mayo de 2022, el 56 % de los católicos del país está de acuerdo con el aborto en la mayoría de los casos.
Según Jamie Manson, presidenta de CFC y máster en divinidades de la Universidad de Yale, la primera vez que se habló del aborto como asesinato data del siglo III después de Cristo. Esas primeras prohibiciones están contenidas en La Didaché, o La Enseñanza de los doce apóstoles, un texto de la literatura cristiana primitiva. “Pero para dos de los más grandes teólogos de la historia, San Agustín (s. V) y Santo Tomás de Aquino (s. XIII), el aborto no era un asesinato hasta por lo menos 90 días de gestación [si el feto era hembra; si era varón el alma entraba a los 40 días]. Eso era lo que enseñaba la iglesia hasta 1869”, explica Jamie. Por eso, cuando quienes han tenido la atención de las cámaras y los micrófonos señalan que la iglesia siempre ha estado en contra del aborto, Jamie responde que eso es falso y que ahí yace la importancia de trabajar desde la religión. “Cada vez que hay una restricción o un proyecto de ley contra del aborto, o se habla de la condición humana del feto, o dicen que los anticonceptivos son abortivos, ahí está la ideología católica… y ya que parte de la narrativa de los grupos antiaborto está basada en una interpretación de la teología cristiana, lo que nosotras hacemos es tomar nuestros valores católicos para decirles a los antiderechos: estás violando nuestras tradiciones”.
Tanto CFC como la Coalición suscriben parte de su activismo a principios heredados de movimientos como la Teología de la Liberación y la Justicia Reproductiva. La primera es la corriente sociopolítica y teológica que surge en América Latina durante la década de los sesenta y que busca dirigir el trabajo de la iglesia a ayudar a los más vulnerables y oprimidos. En el libro “Una teología de la liberación”, el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez propone la opción preferencial por los pobres basándose en las enseñanzas bíblicas y de vida de Jesucristo, quien se mostraba preocupado y amoroso con los más marginados de la sociedad. La otra, la Justicia Reproductiva, es un concepto propuesto en 1994 por un grupo de mujeres negras llamado SisterSong, Women of Color Reproductive Justice Collective. La Justicia Reproductiva resalta la precariedad extrema y diferencial que enfrentan las mujeres racializadas no sólo cuando quieren terminar un embarazo, sino también cuando quieren tener hijxs en espacios seguros. “Es una mirada holística que se enfoca en procurar vidas dignas: derecho al trabajo, combatir la violencia doméstica, buscar la justicia ambiental”, explica Jamie.
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Nuevo México y la región de Rocky Mountain –donde se une con Colorado– tienen largas décadas de ser territorios donde se facilita el acceso al aborto. “¿Sabes algo de la historia antes de Wade vs. Roe?”, pregunta Gail Joralemon, profesora de bioética del Central New Mexico Community College y miembro activo de la Primera Congregación Unitaria de la Iglesia de Cristo de Alburquerque desde 1980. “Antes de que hubiera Roe estuvo el Clergy Consultation Service on Abortion (Servicio de consulta al clero sobre el aborto) que ayudaba a mujeres a acceder a abortos si no legales, por lo menos seguros”. Gail se refiere a un grupo de clérigos conformado por ministros protestantes de todas las denominaciones y rabinos de Nueva York que ponían en contacto a pacientes con médicos confiables y daban asesoría espiritual antes y después del procedimiento. El aborto era entonces la primera causa de muerte materna en el país. Para 1970, el Clergy ya tenía presencia en más de 30 estados.
Gail y Sue Joiner, ambas pastoras cristianas, conversan conmigo en el salón donde los niños de la comunidad aprenden música. En esta primavera incandescente, la vida en sociedad ocurre sobre todo bajo techo. Me cuentan que cartas como la de la Coalición llegan cada semana y ellas tratan de firmar aquellas que representan sus valores. De estas entrañas cristianas que ellas defienden, nació, por ejemplo, la Southwestern Women’s Options. Se trata de una de las principales clínicas de salud sexual y reproductiva de la región. Fue fundada en Dallas por Curtis Boyd, doctor y ministro bautista, cuando despenalizaron el aborto en 1973. Para entonces, Boyd ya llevaba cinco años ofreciendo el servicio de manera clandestina. Más adelante, extendió la operación a Nuevo México y a día de hoy, en las instalaciones de la clínica en Dallas, Texas ofrecer o asesorar sobre el servicio está prohibido. En la de Albuquerque, en cambio, abundan los folletos, carteles, mensajes y oraciones de diferentes credos que la Coalición y CFC han dejado ahí para acompañar a quienes lo necesitan.
[Ver: “Persecución, estigma y transformación: relatos médicos sobre el aborto”]
“Yo fui la directora de una de las pocas clínicas de abortos que había en Nuevo México entre 1980 a 1988”, cuenta Gail. “Pero fue una época en la que la situación se puso dura para la causa y yo tenía un niño pequeño. Habían activistas antiaborto quemando clínicas, hubo atentados y más adelante vino el asesinato del doctor Tiller”. En 2007, una persona antiaborto le disparó al doctor George Tiller de Wichita, Kansas, cuando salía de misa.
Esos años de temor que Gail menciona son los años en los que Ronald Reagan llegó a la presidencia después de que Jimmy Carter, “el primer presidente evangélico”, saliera de la Casa Blanca. Carter, un predicador bautista que impulsó algunas medidas progresistas mientras manifestaba públicamente ser fiel a la fe cristiana, se fue en contravía de los principios que se profesaban en los sectores religiosos más fundamentalistas. En 1980, Reagan obtuvo el voto evangélico prometiendo restaurar aquellas cualidades perdidas y desde entonces, la alianza católica-protestante, instituciones otrora antagónicas, se volvió músculo del Partido Republicano. Hoy, seis de los nueve jueces de la Corte Suprema son católicos y solo una, Sonia Sotomayor –según Jamie Manson–, representa los valores de ese 56 % de católicos a favor del aborto.
“El lenguaje importa”, dice Sue, una de las líderes más visibles de esta congregación. “Nosotros interpretamos las escrituras de manera diferente [a quienes tradicionalmente son voceros religiosos en espacios políticos y en los medios]. Y la verdad es que no importa dónde estés en el espectro [más progresistas o más ortodoxos], cada comunidad escoge qué parte de las escrituras quiere estudiar. Nosotros nos enfocamos en las enseñanzas de Jesús que tienen que ver con justicia y la protección de las personas en los márgenes. Esa decisión define la forma cómo cada uno es en este mundo”.
Gail y Joan están de acuerdo en que no fue sólo Carter ni exclusivamente un tema de fe. Dice Joan que antes de Roe vs Wade estuvo la sentencia Brown vs Topeka en 1954. Con esta decisión de la Corte se desmanteló la segregación racial en las instituciones educativas que seguía vigente. “En todo Estados Unidos y especialmente en el Sur, se crearon academias segregadas; escuelas privadas cristianas. Como se constituyeron como organizaciones religiosas, estaban exentas de impuestos, pero al negarse a cumplir con la decisión no podían discriminar y mantener la exención”, argumenta Joan basada en la investigación del académico Randall Balmer contenida en el libro Mala Fe, raza y ascenso político de los religiosos de derecha. Según su relato, varios líderes religiosos ultra conservadores miraron a los costados y se dieron cuenta de que no tenían representación política. Asuntos como la segregación y más adelante, los derechos sexuales y reproductivos, fueron entonces adoptados con la doble condición de ser motivo y herramienta de sus causas político-religiosas.
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Durante la adolescencia, Joan no le prestaba mucha atención a la política. Veía en las noticias historias sobre derechos reproductivos tanto como de la guerra de Vietnam o del Watergate, pero para ella eran más una interrupción a los programas que quería ver que información que le interesara. “Nadie piensa en el aborto hasta que necesita uno”, dice. “Mi madre fue enfermera voluntaria en Planned Parenthood cuando abrieron por primera vez en Albuquerque [organización que ofrece servicios de salud sexual y reproductiva]. Abrían una noche a la semana en una clínica de salud pública con un médico, un trabajador social y una enfermera. Yo no sabía de esto porque yo era muy joven. Cuando alguien me lo dijo y le pregunté al respecto, me dijo: ‘No era nada, estábamos dispensando anticonceptivos’. Sólo que era 1965 y los anticonceptivos eran considerados un pecado para algunos, incluso entre personas casadas”.
Hace ya varios años que Joan abandonó la Iglesia metodista unida. “Hasta que la iglesia sea no solo pro-decisión, sino también respetuosa de las preferencias sexuales y de género de las personas, no seré bienvenida”.
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A pesar de la contundencia roja-republicana del sur, Nuevo México es un bastión demócrata. En los últimos diez años pasó de ser un “estado columpio” –como le llaman a aquellos que no están definidos– a tener la médula azul. Según Gail, como estado diverso y fronterizo, el reconocimiento de las diferencias es fundamental para la comunidad neomexicana. Dentro de sus fronteras conviven desde hace varios siglos por lo menos tres naciones indígenas (Navajo, Pueblo y Apache), comunidades hispano-mexicanas que se adhirieron a Estados Unidos en 1850 y otras que han llegado a lo largo de este siglo y medio –Nuevo México es el único estado en el que estudiar en español está protegido por la Constitución–, comunidades caucásicas de ascendencia europea, migrantes, nómades y otras minorías. Nuevo México, esta tierra que Gloria Anzaldúa llamaría de conciencia mestiza, es uno de los cinco estados más pobres del país –ocho de los diez más pobres están ubicados en el sur–, y es también uno de los 15 estados menos poblados y por tanto, con menos votos electorales.
El pensamiento cristiano –incluido el católico– es, según la antropóloga y académica colombiana Juliana Ossa-Cohen, diverso en tanto que se construye en relación con el lugar y las costumbres de quienes lo ejercen. Ossa-Cohen, que enfocó su investigación de estudios divinos en los archivos de la Inquisición de la Nueva España en el siglo XVII, cuenta que Nuevo México era el lugar más alejado de la sede de la Inquisición, que quedaba en Ciudad de México. La distancia permitió que ese territorio se convirtiera, como ahora, en refugio. En ese entonces era tierra de prófugos, judíos conversos y otras comunidades perseguidas que se asentaron ahí y desde entonces convivieron con los pueblos nativos. “La extraordinaria mezcla de tradiciones llevó a que surgieran nuevas formas de espiritualidad y un catolicismo muy particular de la zona”, explica Ossa-Cohen.
La sentencia Roe vs Wade “debió ser sólo el principio, la base, porque nunca fue suficiente… El plan para revertirla estuvo en ejecución por décadas. Hubo varios pasos, ocurrieron en nuestra cara… Trump no fue la causa sino una herramienta para la causa”, dice Joan, quien también asegura que por ahora el aborto seguirá despenalizado en el estado de Nuevo México. La gobernadora Michelle Lynn Lujan Grisham es demócrata, el senador Martin Heinrich acaba de ser reelegido en 2021. Heinrich manifestó en un correo electrónico que “toda mujer tiene el derecho a tomar decisiones sobre el cuidado de su salud sin que el gobierno se interponga entre ella y su proveedor médico. Ese derecho no debería depender del estado en el que viva”. Convencido de que el aborto seguro debería ser una ley federal, el senador que representa a Nuevo México en Washington ha apoyado cada proyecto que busca regresar el procedimiento a la legalidad.
Cuando Joan comenzó su voluntariado, la Coalición hacía parte de una red que conformaba la Coalición Religiosa Nacional con presencia en 30 estados del país. “Entregaban un estipendio mensual que alcanzaba para cubrir algunos gastos”, recuerda. Pero el trabajo requería esfuerzos de tiempo completo. Entonces, ella y sus compañeras consiguieron un fondo de la Ms. Foundation –la organización creada por la escritora y activista feminista, Gloria Steinem– que ofrecía subsidios de 11.000 dólares a organizaciones pequeñas. “Piensa que en 1999 era más dinero que lo que es hoy”, aclara Joan, con tono pausado y pragmático. Gracias a ese nuevo dinero pudo dedicarle medio tiempo a la organización mientras seguía siendo profesora de educación física en el otro. “Si te fijas, ambas actividades están relacionadas”, dice. “A través de la educación física entrenaba niñas para que aprendieran a tener control sobre sus cuerpos”. Ahora, Joan entrega alternativas y la posibilidad de que más como ella sientan ese alivio divino.
Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de Salud reproductiva, derechos reproductivos y justicia en las Américas.