Acoso digital o la herencia de una mala educación emocional #HablemosDeAcosoDigital

Fecha: 2021-03-29

Por: Mutante

Acoso digital o la herencia de una mala educación emocional #HablemosDeAcosoDigital

Por: MUTANTE

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El uso de banda ancha en el mundo aumentó 38% durante la pandemia, según datos de la Unión Internacional de Comunicaciones. La socialización, la educación, el trabajo y las compras se trasladaron a espacios virtuales y casi a la par la violencia digital también anidó en la “nueva normalidad”. De acuerdo con una encuesta de la Fundación PLAN, aplicada en el 2020 a 14.000 niñas en 22 países, 58% de ellas afirmó haber sido víctima de algún tipo de acoso digital.

Este fenómeno no siempre viene de un desconocido misterioso o de una red criminal detrás de una pantalla. Las situaciones que involucran chantaje emocional por parte de amigos y novios que buscan entrometerse en la privacidad de estas mujeres son más comunes de lo que podemos imaginar y son parte del acoso digital. Así nos lo dijeron las niñas de Girls Out Loud, un proyecto que busca propiciar un espacio de diálogo para que mujeres jóvenes discutan cuestiones clave de género en grupos privados de Facebook.

Así fue como durante #HablemosDeAcosoDigital quisimos entender cómo suceden estas dinámicas nocivas en nombre del amor y cuáles son sus consecuencias en las vidas de las niñas. Pero, también quisimos que todas las personas pudieran hablar sobre las formas de relacionarse sentimentalmente hoy en día, en plena era de la hiperconectividad.

Esto fue lo que aprendimos:

– Para iniciar, planteamos un caso hipotético entre una pareja de novios, en el que una de las personas presiona a la otra para que le dé su clave de Facebook y así revisar algo “urgente”, porque “se aman” y “deben confiar”.

Para un grupo grande de personas que se sumaron a la conversación, las presiones para obtener contraseñas o acceso a la información privada de la pareja en nombre del amor y la confianza son prácticas negativas. Algunos describieron el chat como “violento” y otros como “chantaje” o “manipulación”, pero la mayoría coincide en que es una forma de ejercer poder y control sobre otra persona, lo cual dista mucho de lo que entienden como verdadero amor.

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No daría mi clave porque para mi amar no significa fusionarse. Adicionalmente pedir/dar una contraseña no debería ser una muestra de confianza o amor.

Pero esta no fue la única postura de quienes conversaron. Otras personas dijeron que en este momento no darían su clave pero que quizás en su adolescencia sí lo habrían hecho. De hecho, según datos de Fundación PLAN, la edad en la que más frecuentemente ocurre el primer episodio de acoso para las niñas es entre los 14 y 16 años.

Entonces, ¿qué hacemos para prevenirlo?

– Testimonios como el de Ana, una niña guatemalteca que nos contó sobre su situación de acoso en redes sociales por parte de un hombre mayor a quien conocía de antes, ayudan a entender el contexto de estas violencias, a que las niñas compartan técnicas que les han servido para hacerles frente y, de paso, a que sientan que no son las únicas a las que les pasa. Su historia impulsó a otras mujeres a contar sus experiencias:

Un hombre me agregó y yo inocentemente pensando que era un niño de mi edad, porque su correo era como “andres12345”, lo acepté. Fue horrible porque empezamos a hablar y el tipo me terminó mostrando por cámara su pene mientras se masturbaba. Nunca había visto algo así y menos de un adulto. Fue traumatizante, me sentí muy vulnerable. Creo que es clave, ahora más que nunca, que los niños están en colegio virtual, hablarles sobre los riesgos de las redes y sobre todo, sobre cómo prevenirlos.

– El autocuidado también es fundamental para la prevención. Teniendo como referencia el trabajo de la Red Feminista Antimilitarista, que abordó el tema de la violencia digital en su podcast “Las redes son nuestras”, y la conversación que tuvimos internamiente con las participantes de Girls Out Loud, construimos un manual de cibercuidado para niñas y adolescentes, con herramientas prácticas para reforzar la seguridad digital.

Sin embargo, sabemos que hacer responsables a las niñas de evitar el acoso del que son víctimas está lejos de ser suficiente y, más bien, sigue repitiendo una fórmula contra la violencia que no logra ponerle fin. La raíz del problema está en aquellos que acosan.

– En este poster, y con motivo del #8M, quisimos enviarle un mensaje a los acosadores que ejercen violencia digital sobre estas niñas, adolescentes y mujeres jóvenes. Controlar, revisar, vigilar, grabar, son acciones de acoso, no de amor.

El mensaje generó varios comentarios rechazando la idea del acoso digital como una violencia basada en género:

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Creo que esto aplica para las personas en general, no es algo del género masculino hacia el femenino lo que está mal, somos las personas las que a veces estamos mal.

Omar Vargas Cabarcas

Aunque su argumento tiene absoluta validez, este también aplica en una situación contraria, en donde la mujer es la que acosa al hombre en redes sociales.

Pero, ¿en realidad no tiene nada que ver con el género?

Según entidades como la Fundación Karisma, Amnistía Internacional y la Organización de los Estados Americanos, y el informe Chidas en Línea, la violencia digital sí afecta más y de manera diferencial a las mujeres.

– Quienes participaron en la conversación creen que una relación sentimental sí requiere de acuerdos, independientemente del género de las personas que la componen, como nos lo dijo un usuario de Facebook en un comentario que adaptamos y publicamos. Pero estos acuerdos deben tener límites. Privacidad, libertad, autonomía, independencia, honestidad y franqueza son algunos de los principios que la audiencia cree que deben estar presentes en los espacios relacionales, aunque sean virtuales, y en los que el otro no intervenga de manera “intrusiva”.

– Las violencias digitales tienen consecuencias tangibles en las vidas de las mujeres, como lo contamos en el artículo “‘Amor’, culpa y chantaje: el acoso a mujeres jóvenes en la era de la hiperconectividad”, con efectos en la salud mental, en su sensación de seguridad y en su autoconfianza, pero además en su comportamiento, libre expresión y desarrollo de la personalidad.

@hijasdeinternet

Las niñas que han sido acosadas en entornos digitales usan menos las redes sociales, dejan de opinar, modifican sus expresiones para evitar el acoso y el 12% de ellas dejan de usarlas definitivamente. La internet es para todas, construyamos una segura para ellas también.

Diferentes informes de organizaciones que promueven los derechos de las niñas coinciden en que, más que la prohibición del uso de redes sociales —como algunos usuarios propusieron y debatieron—, una parte importante de la solución está en impulsar marcos normativos que protejan la privacidad y los derechos digitales con enfoque de género.

Pero esto tampoco sería suficiente. Es necesario que las empresas de comunicaciones y redes sociales como Google, Facebook y Twitter, que operan los canales a través de los cuales sucede el acoso digital también fortalezcan sus políticas de protección a las víctimas de estos hostigamientos. El 44% de las niñas encuestadas por la Fundación PLAN en “(In)Seguras Online”’ cree que estas empresas son los actores más importantes en la lucha contra el acoso digital.

¿De qué manera podemos aportar, desde cada uno de nuestros entornos, a esta problemática?

#HablemosDeAcosoDigital

Esta conversación ocurrió gracias al apoyo de la Fundación PLAN.