¿Odias pagar impuestos?, este mensaje es para ti

#HablemosDeLosImpuestos

Fecha: 2023-07-18

Por: MUTANTE

Ilustración: Matilde Salinas (@matildetil)

¿Odias pagar impuestos?, este mensaje es para ti

#HablemosDeLosImpuestos

Por: MUTANTE

Ilustración: Matilde Salinas (@matildetil)

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Hablar de impuestos parece un asunto de nicho de economistas o un tema poco ‘sexy’ que nos recuerda nuestro deber como ciudadanxs, pero hay otras caras menos exploradas –y más positivas, incluyentes y necesarias– que vale la pena mostrar, y a eso le apostamos en Mutante con #HablemosDeLosImpuestos.

Como pasa con otros temas claves de nuestro tiempo, sobre los impuestos se han naturalizado relatos que vuelven tóxica nuestra relación con ellos: se perciben como una carga injusta e inútil mucho más cercana al fraude que al beneficio verdadero. Los vemos con una mezcla de martirio, escepticismo o conformidad con lo inevitable, con amargura.

Eso, por supuesto, tiene que ver con que vivimos en la región del mundo donde las desigualdades sociales son más extremas y la corrupción un fenómeno rampante. Pero también con decisiones que ocurren todo el tiempo en esferas de poder que rara vez sentimos vinculadas con nuestra vida. Esas esferas van desde reformas tributarias en el congreso de un país, hasta reuniones secretas con bufetes de abogados en alguna isla del Caribe.

Hace unas semanas, cuando en Mutante pusimos a andar una alianza con el centro de pensamiento colombiano Dejusticia para explorar a los impuestos como tema de conversación social y periodismo participativo, el marco narrativo de la amargura o la reactividad hacia ellos fue la primera base que tocamos. Parecía haber un consenso del sentido común: que se los roban, no sirven para nada, son muchos y que ojalá cada vez fueran menos. Pero era necesario explorar los mitos, reunir más información y mirar otras aristas menos exploradas.

Y Colombia nos daría una excusa para esto. El país será sede y líder de la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe por una tributación global, incluyente, sostenible y equitativa. El evento será en Cartagena el 27 y 28 de julio. El anuncio se hizo en enero en medio de la versión 53ª del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, una reunión de la élite global a la que este año un grupo de personas ultraricas del mundo enviaron una carta pidiendo que les cobraran más impuestos. “Ustedes, nuestros representantes globales, tienen que gravarnos a nosotros, los ultraricos, y tienen que empezar ahora”, escribieron.

La cumbre nos anunció la posibilidad de un acercamiento un poco más ‘sexy’ a los impuestos. Un viraje hacia las causas de la amargura que vivimos con ellos y un enfoque relacionado con la justicia, esta vez tributaria. Teníamos al frente una oportunidad para empezar a comprender las razones que hacen posibles realidades como las que señaló Oxfam a inicios de este año en un informe: que mientras la riqueza de los milmillonarios de América Latina y el Caribe creció un 21 % durante la pandemia, los salarios reales de la mayoría de la población de la región perdieron un 10 % de valor.

Hambre, pobreza, desigualdad, inseguridad, migración, muerte y sensación de no futuro, tienen parte de explicación en causas relacionadas al pago o no pago de impuestos y a cómo se usan.

Por primera vez el continente entero, en un esfuerzo de cooperación regional inédito, busca organizarse para fijar una postura unificada frente a la manera de vigilar la riqueza, cobrar y controlar los impuestos y a quienes los pagan. Sería una oportunidad real para proponer cómo acercarse a la pequeña y poderosa porción de la población (multimillonarios y multinacionales) que concentra la mayor cantidad de riqueza, pero que muchas veces acude a todo tipo de maniobras opacas para no pagarlos o pagar muchos menos de los que les corresponden (lo que se conoce como evasión y elusión, respectivamente). 

Y aunque a simple vista parezca una causa obvia es y ha sido durante los últimos cincuenta años una de las injusticias más esquivas y difíciles de erradicar para los Estados latinoamericanos y caribeños, donde cada año se fugan 325.000 millones de dólares de impuestos por maniobras abusivas como la elusión y la evasión fiscal, según cifras de la Cepal. 

El abuso fiscal y su extravagancia es una realidad. Hasta el 10 % del PIB mundial está oculto en paraísos fiscales y el 1 % más rico del mundo logra evadir hasta el 25 % de sus impuestos utilizando estas estructuras extraterritoriales, según ha expuesto la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT). En América Latina el 27 % de la riqueza está en paraísos fiscales y el uso de estos territorios se intensificó un 70 % entre 2015 y 2019, según Oxfam.

Todo esto inevitablemente toma cuerpo y rostro cuando millones de personas en el continente enfrentan dificultades sobrehumanas para acceder a derechos de saneamiento básico, agua potable, servicios de salud, educación o vivienda digna, que deberían estar financiados con los impuestos. Hambre, pobreza, desigualdad, inseguridad, migración, muerte y sensación de no futuro, tienen parte de explicación en causas relacionadas al pago o no pago de impuestos y a cómo se usan.

Por eso consideramos necesario orientar la conversación sobre los impuestos de la amargura hacia una conciencia ciudadana. Nos inquieta cómo un tema que afecta tanto y tan profundamente nuestras vidas cotidianas parece haber quedado excluido de nuestras conversaciones, como si fuera pertenencia exclusivamente de clubes de expertos económicos o corredores de bolsa. Por qué lo sentimos y lo vivimos así en general y cómo puede cambiar eso es parte de nuestras motivaciones para abrir #HablemosDeLosImpuestos.

Queremos dedicar las siguientes semanas a hacernos preguntas colectivas. ¿Qué orienta verdaderamente nuestra relación con los impuestos y cuáles son nuestras añoranzas sobre ellos? ¿Qué comportamientos abusivos se han concretado paralelamente a la actitud reactiva que les tenemos? ¿Son esos abusos diferenciados entre quienes tienen más y quienes tienen menos? ¿Qué impactos deja en la vida de la gente latinoamericana? ¿Es posible imprimir a nuestra relación con los impuestos una perspectiva más consciente y solidaria?

Creemos que vale la pena pensar estas preguntas juntxs y, quizás, dejarlas abiertas como un mecanismo para sentirnos menos solxs ante el agobio que representa vivir en un mundo envuelto en múltiples crisis sociales, económicas y climáticas. Nos mueve la necesidad de sentir más cercana esa definición de enciclopedia que nos presenta a los impuestos como un pacto social y empezar a vivirla con mayor presencia en ella y, si todo sale bien, con menor amargura.