La ‘no censura’ de Instagram

Ser periodista de datos y estar a cargo de la medición de impacto y la distribución de contenido de un medio digital se siente como investigar el poder: a medida que aprendes cómo funciona, te crecen las ganas de quemarlo todo.

Fecha: 2025-02-21

Por: Sara Castillejo Ditta

Gestora de Inteligencia Digital de Mutante

Ilustración:

WIL HUERTAS CASALLAS @uuily

La ‘no censura’ de Instagram

Ser periodista de datos y estar a cargo de la medición de impacto y la distribución de contenido de un medio digital se siente como investigar el poder: a medida que aprendes cómo funciona, te crecen las ganas de quemarlo todo.

Por: SARA CASTILLEJO DITTA

Gestora de Inteligencia Digital de Mutante

Ilustración:

WIL HUERTAS CASALLAS @uuily

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Este texto fue elaborado originalmente para la edición 68 del boletín de La Liga Contra el Silencio, en octubre de 2024.

Quizás, como periodistas, recuerden a esa persona (no siempre amable) que les pedía notas de tendencia para satisfacer el ‘SEO’. Algunos habrán lidiado con el cambio del título en la web de su historia mejor reporteada “para que tenga más punch”. Esto es lo que he aprendido de la distribución de contenido hasta hoy: no hay tiempo para buscar maneras de que la audiencia valore tu gran especial, tienes que hacer algo que sea fácil de consumir para que el algoritmo se encargue solito.

Pero fácil quizá sea la palabra menos usada en los consejos de redacción de Mutante. Tal vez últimamente usamos más criptomoneda.

Entre agosto y septiembre de 2024, Mutante se propuso conversar sobre la relación entre los activos digitales y los derechos humanos. Beatriz Valdés, la periodista encargada de abordar el tema, se puso en modo nerd (más); Will Huertas, gestor visual, se sumergió en el cyberpunk para desarrollar la identidad visual de las piezas y Alexa Delprado, creativa digital, corrió a plantear una estrategia para aterrizar un tema de nicho a nuestra audiencia general. El resto del equipo hizo lo propio, su mayor esfuerzo. Fue difícil y divertido. Lo dimos todo pero ya sabes cómo termina esta historia.

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Desde la primera publicación vimos el desinterés de la audiencia. Sin embargo, el equipo estaba tan comprometido que comentaron el post (cosa que nos es común) tratando de que el algoritmo le diera más visibilidad. En la segunda pieza pusimos de presente a algunos de los líderes políticos más reconocidos en América Latina contando sus coqueteos con las criptos. Intentamos conversar con una pregunta diferente y resultados menos positivos. Resolvimos algunas de las pocas dudas que nos llegaron en posteos anteriores. La cosa seguía sin despegar y lo hablamos: ¿será que el algoritmo identifica el tema y no lo recomienda por alguna regla? Quitamos el tag #HablemosDeCriptomonedas de las imágenes y copies, si necesitábamos usar la palabra la escribíamos enrevesada. Hicimos un video en la calle para ver si levantaba el alcance; colaboramos con las colegas de Economía para la Pipol (cambiando un poco la estética) para ver si nos ayudaban a darle autoridad al tema. Nada.

No nos quedamos esperando a que el algoritmo hiciera todo el trabajo. Enviamos una newsletter, usamos stories con memes y video, redistribuimos los contenidos en WhatsApp, Facebook y X, cambiamos copies, usamos otros tags, pautamos, plantamos links en perfiles que hablan del tema en español.

La presión numérica puede producir una enorme angustia en una sala de redacción. A pesar de que procuramos desarrollar nuestro impacto más allá de las métricas tradicionales, el equipo veía los números en el feed y buscaban una explicación: “shadowban”, “el algoritmo nos castigó”.

Y la verdad es que no hay evidencia para pensar que nos penalizó.

En otras ocasiones, Instagram nos ha informado que un contenido político infringe una ‘norma de comunidad’, también ha puesto un aviso de ‘contenido sensible’ sobre algunas de nuestras piezas porque, por ejemplo, confunde el bastón de mando del pueblo nasa con un arma.

En esta oportunidad no hubo alerta, pero solo un post alcanzó más de 10 mil cuentas, un límite que normalmente superamos con cierta facilidad (y no fue el video). Además, la mayoría de personas que vieron nuestras publicaciones, eran ya seguidoras de nuestra marca, lo que sugiere que no las recomendó en el feed de personas nuevas.

Alcance de uno de los contenidos de HablemosDeCriptomonedas
Así se veía el alcance de uno de los contenidos de #HablemosDeCriptomonedas en Instagram, el canal principal de Mutante. Fuente: MUTANTE.

Alexa, la creativa, concluyó que el feed quizás no es la mejor forma de hablar de criptomonedas: la gente llega al tema más veces a través de la búsqueda directa, dijo. Y habló también de posibles limitaciones en el algoritmo. Y es aquí donde recuerdo los fundamentos de la minería de datos y machine learning, vienen a mí las clases de data science y los libros sobre tecnología en mi estantería.

Me parece factible que, después de todo este esfuerzo, aún es posible que la conversación no haya despegado simplemente porque las primeras personas que vieron los post no interactuaron con ellos y esa omisión puso los contenidos más lejos de otros perfiles similares a ellos. No hubo contagio, no encontramos rápidamente un interlocutor para estos contenidos y eso bajó las probabilidades de que más gente interactuara con ellos, por lo que el algoritmo prefirió mostrarles otra cosa con mayor probabilidad de gustarles. Estadística inferencial. Punto.

Hay un poder en interactuar que ya todos conocemos, pero hay otro que está implícito en el gesto de ignorar algo frente a nuestra pantalla

Es una respuesta que podría parecer simple pero alberga mucha complejidad y, sobre todo, impotencia. No es cierto que puedas hablar de cualquier cosa en este ecosistema: hay un poder en interactuar que ya todos conocemos, pero hay otro que está implícito en el gesto de ignorar algo frente a nuestra pantalla. No es censura, no es una regla para penalizar un tema, pero sin duda ese gesto decide qué objetos culturales llegan más rápido al cementerio de internet.

Darle este tipo de feedback a una redacción creativa, esforzada y curiosa es lo que alimenta mi deseo interno de quemarlo todo. Sería más fácil decirles que el algoritmo nos censuró y no que un porcentaje importante de la gente que vió primero los post simplemente los ignoró. Me genera preguntas sobre la disposición que tenemos como usuarios en redes sociales y la cantidad de trabajo que los medios les invertimos de gratis a las plataformas. Pienso con envidia en los periodistas del siglo XX poniendo sus temas en portada y con eso en la agenda local o nacional. Suertudos.

Pero no te confundas, quiero quemarlo todo para volverlo a intentar. Al final yo también tengo este gen Mutante y si fuera fácil no le vería la gracia. Además, si lo piensas bien, hay tantas cosas que podríamos ignorar colectivamente en Internet si fuéramos conscientes de esa decisión ¡what a dream!.

Puedes leer aquí el análisis de cierre de #HablemosDeCriptomonedas y revivir allí todos los contenidos de la conversación.

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