“Es una película para sacudirnos y volver a abrir la conversación”: Patricia Castañeda, directora de Estimados Señores

La historia de cómo se logró el voto femenino en Colombia hace parte ahora de una película. Y es narrada desde la perspectiva de las mujeres que dieron la lucha para que este derecho fuera incluido en la reforma constitucional de 1954. Mutante conversó con la directora y guionista de esta producción audiovisual.

Fecha: 2024-11-29

Por: Luisa Fernanda Gómez

Collage: Matildetilde @matildetil

“Es una película para sacudirnos y volver a abrir la conversación”: Patricia Castañeda, directora de Estimados Señores

La historia de cómo se logró el voto femenino en Colombia hace parte ahora de una película. Y es narrada desde la perspectiva de las mujeres que dieron la lucha para que este derecho fuera incluido en la reforma constitucional de 1954. Mutante conversó con la directora y guionista de esta producción audiovisual.

Fecha: 2024-11-29

Por: LUISA FERNANDA GÓMEZ

Collage: Matildetilde @matildetil

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La lucha por el voto fue una de las primeras disputas que las mujeres dieron por sus derechos en la era contemporánea. En Colombia, el sufragio femenino se alcanzó hasta 1954; 61 años después que Nueva Zelanda —el primer país en alcanzarlo—, 25 años después que Ecuador —el primero de América Latina— y seis años después de que la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas lo reconociera como derecho universal.

El relato dominante y que se instaló en la memoria de las colombianas fue que el general Gustavo Rojas Pinilla, el presidente de Colombia entre 1953 y 1957, trajo la televisión, construyó el aeropuerto El Dorado y “nos dio” el voto. Según eso, fuimos indiferentes. Agradecimos y lo recibimos. Ya está. Fin de la historia.

¿Fin de la historia?

La curiosidad de Patricia Castañeda, actriz y directora de cine nacida en Cali (Colombia), la llevó a descubrir que no fue tan así. Que hubo unas mujeres que fueron fundamentales para alcanzar este hito: Esmeralda Arboleda —primera mujer congresista en Colombia—, Josefina Valencia —primera mujer gobernadora del departamento del Cauca y primera mujer ministra— y Bertha Hernández de Ospina —primera mujer directora del Partido Conservador. Patricia decidió tomar esta historia, escribir un guión y llevarla a la pantalla grande. Estimados Señores es el resultado de ese proceso y su primer largometraje. Es el relato de la conquista del voto femenino en Colombia, contado por sus protagonistas, y cuyo estreno fue el 28 de noviembre, 70 años después de alcanzado el derecho.

Mutante conversó con Patricia Castañeda para entender cómo dialoga esta película con las luchas actuales de las mujeres colombianas.

Luisa Fernanda Gómez (LFG): ¿Por qué quisiste contar esta historia? ¿Cómo llegas a la idea? 

Patricia Castañeda (PC): Porque tenía curiosidad por conocer mujeres que han cambiado la historia nuestra. No me quería quedar con las que había conocido en el colegio únicamente, sino quería mujeres contemporáneas. E investigando, en 2017 más o menos, me encontré con Josefina Valencia y Esmeralda Arboleda, y no sabía quiénes eran. Leyendo su histori, me aterró un poco que no conocía lo que habían hecho. Sentí mucha ignorancia de que no hubiera nada de un momento tan importante, que no estuviera documentado. Y pues me puse en la tarea de hacerlo hasta que surgió. 

Creo que también sale de una necesidad como mamá de querer entregarle algo a mi hija. Desde el mundo cinematográfico, yo le quería escribir una historia y creo que esta es, para que la tenga, para que tenga un referente, para que sienta que hay un poder muy grande alrededor, que todas nos apoyamos, de dónde venimos y que sienta que si ella quiere hacer algo alguna vez en su vida lo puede hacer.

LFG: En otras entrevistas has dicho que la historia es contada desde la perspectiva de quien tiene el poder y ahora esta, que podemos ver, es una historia contada desde tu perspectiva. ¿Cuál es? ¿Dónde está puesta tu mirada? 

PC: Es mi mirada toda porque la escribí y dirigí. Pero me puse en el lado de la perspectiva de las que hicieron la historia. La estoy contando desde el punto de vista de ellas, porque ellas no tenían el poder. No tenían el poder en los periódicos, en la radio, en lo político. Y como todos eran hombres, no le dieron la relevancia ni la importancia que tiene. Porque estoy segurísima de que a ti, como a todas, el rumor que te llegó, y que está escrito en los libros, es que [el derecho a votar] se los dio Rojas Pinilla. Y eso es con lo que nos quedamos. Pero por qué le vas a quitar el poder a la persona que en verdad fue quien estuvo ahí guerreándola. Me pareció muy triste que nosotras viviéramos en esa ignorancia 70 años después.

LFG: Sí, es terrible que nos hayamos quedado con que fue un hombre el que nos “dio” el voto, ¿pero no consideras positivo, también, que tenemos ya naturalizado que las mujeres votamos? Olvidamos que fue una lucha porque ya hace parte de nuestra realidad. 

PC: Uno tiene que saberlo, porque el conocimiento es libertad. Hay que contar las historias y además esa historia es hermosa. Me apasionó y a la gente le tiene que apasionar conocerla y saber quiénes son estas mujeres. Porque cuando uno ve personajes valientes y capaces, que se enfrentan a todo y logran el objetivo, ese es el referente que te va a dar esa fuerza para hacer eso que quieres hacer. Imagínate estas mujeres el referente que son para nosotras, las grandes, las chiquitas. Qué maravilla ver en la pantalla a unas mujeres con ese poder en ese momento. Y una dice: si ellas pudieron ahí, yo puedo ahora. Sale uno con fuerza de ver esta película. Y con ganas de hacer, de construir, de alzar la voz.

LFG: En esta narración que tú haces, hay además varios guiños a la lucha del aborto, ¿no? La misma presencia de Ana Cristina González, una de las fundadoras de Causa Justa, el movimiento que interpuso la demanda que terminó en la despenalización parcial del aborto en Colombia, en 2022.

PC: Yo llamé a Ana Cristina porque me parece una mujer absolutamente necesaria, importante y un referente muy grande. Ella es ese legado. Ella es la mujer que va y lucha por nosotros. Porque cada una tiene sus cosas que hacer, tú haces tu periodismo, yo hago mis películas. Cada una está haciendo su vida y hay unas que deciden trabajar por todas. Llamé a Ana Cristina, le propuse estar en la película y aceptó. Porque sí soy pro de los derechos, de que es mi cuerpo, es mi decisión. Yo hablo [en la película] del derecho al voto, que es el primer derecho a elegir, a dar palabra y quería traer ese derecho también a lo actual, que seguimos en este momento luchando. Invité a Ana Cristina porque era traer las luchas por las que estamos marchando en este momento, para que todo el mundo encuentre algo simbólico con lo que se pueda relacionar. 

LFG: Para ti, ¿cómo dialoga esta historia con los desafíos actuales de participación política de las mujeres en el país?

PC: Me parece importante que esta película haya salido ahora, en este momento, para darnos un sacudón y ver que esto sucedió hace poco y que el avance ha sido muy pequeño, que tenemos que seguir buscando igualdad. Pero leyendo los comentarios de la gente y viendo las reacciones, me hace pensar que estamos casi igual. Porque si una reacción es tan emocional, cuando ves algo y te sientes tan identificado con lo que pasó, es porque de pronto el avance ha sido muy corto, muy pequeño. Me parece muy pertinente esta película para eso, para abrir un poquito más los ojos, sacudirnos y volver a abrir la conversación. Creo que esta película comienza cuando termina, porque ahí es cuando uno quiere empezar a preguntarse ¿por qué sucedió?, ¿por qué estamos así?

LFG: A mí me evocó mucha rabia la parte del debate para decidir si el derecho al voto se incluía en la reforma constitucional, por los argumentos que esgrimían los hombres. Sentí que no estaban muy lejos de lo que seguimos escuchando hoy en día: que las mujeres no tenemos capacidad de elegir, que nuestro lugar es el hogar y el cuidado de los hijos…

PC: Lo más irónico, y creo que un poco angustiante, es que para mí escribir los diálogos masculinos fue absolutamente fácil. Cómo será la información que estamos escuchando y que venimos escuchando hace tanto tiempo, que me salía de la forma más orgánica. Y los diálogos de las mujeres me costaron más trabajo. Ponerme a pensar cómo deberían defenderse para que no caigan donde, precisamente, nos están poniendo, pordebajeándonos, criticándonos… Me costó mucho. Los reescribí hasta casi el último minuto. 

LFG: ¿Buscaste representar en la película otras voces de comunidades históricamente marginadas? El personaje de Bertha Hernández de Ospina, por ejemplo, que era una mujer blanca, es interpretado por Bárbara Perea, una mujer afro.

PC: La película al final habla de la inclusión de las mujeres en la política y en todo lo demás. Bárbara me parece una actriz con un carácter…, y doña Bertha tenía ese mismo carácter. Era la mujer perfecta. Que no tenga la tez del mismo color, a mí no me afecta. Estamos contando una historia y yo busco a la actriz que mejor lo puede hacer. Ella tenía ese poder, esa fuerza. Cuando presentamos la película en Cali, una estudiante afro, llorando, dijo que era la primera vez que veía a una mujer afro representando a un personaje de una mujer no afro en una película. Y estaba absolutamente conmovida porque eso hubiera pasado, porque eso le da a ella esperanza también.

LFG ¿Qué tipo de conversaciones o acciones esperas que genere la película entre quienes la vean? ¿Piensas vincularla a espacios de diálogo o de educación sobre derechos o sobre feminismos? 

PC: Como dije, esta película comienza cuando se termina. Quisiera que haya conversaciones, pero también discusiones, altercados. Me gusta que la gente se despierte. Para que todo tipo de mujeres, de todos los círculos sociales y económicos, sepan. Para que no demos todo por sentado y no nos relajemos tanto, porque precisamente por relajarnos es que empezamos a darnos cuenta que hay un retroceso. Y una vez hay un retroceso, es muy difícil volver a avanzar. Entonces, sí, es un sacudón. Esto pasó hace poco, la conversación se daba de esta manera, no nos quedemos calladas. Sigamos avanzando. 

A mí, por ejemplo, me encantaría que esta película la vieran los estudiantes de los dos o tres últimos años [de colegio]. Voy a hablar con el Ministerio de Educación para que sea parte del pénsum, que conozcan esta historia, que sepan lo que pasó. No dan Historia de Colombia en el colegio, pues nosotros aportamos 98 minutos de esa historia para no volver a caer en eso, porque todavía hay muchos hombres que se expresan igual.

LFG ¿Cómo te transformó a ti la realización de esta película?

PC: Como mujer me ha transformado un montón, y como mamá. Cuando uno hace un proyecto, no sabe cuál va a ser el resultado. Uno lo hace porque lo quiere hacer y se le mide y [le pone] toda la paciencia y obstinación para hacerlo. A mí muchos productores me dijeron que no, y entendí que no todo el mundo se siente identificado con la historia. Les parecía, de pronto, que no era importante, así como hace 70 años tampoco era importante sacarlo en el periódico. Entonces, como mujer, me siento muy orgullosa de saber que, mujeres, por fin las encontré, sí existen, sí estaban ahí. Que había mujeres muy tesas luchando. Y me enorgullece ser colombiana en este momento, decir: sí, soy colombiana y había un grupo de mujeres muy valientes detrás sosteniéndonos. 

LFG: Bueno, ¿y tú siempre votas?

PC: Siempre y siempre llevo a mi hija, desde chiquitica. Toda mi vida he votado y toda mi vida quiero votar. Ahí está mi voz. Y decido lo que yo quiero. Que quede o no, es otra cosa, pero yo pongo ahí mi voz. 

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