Si la acción directa (rayar la pared de un banco, incendiar un bus, renombrar una avenida, por ejemplo) fuera un cuerpo, ¿cómo sería?

Hicimos un ejercicio. Imaginamos este concepto como un sistema vivo, con entrañas (pues es emocional como muchas manifestaciones humanas), cerebro (pues tiene corrientes de pensamiento), sistema digestivo (pues es expulsor de tensiones) y hasta extremidades (individuos) que, a veces, no caminan en el mismo sentido. Y hablamos con algunas investigadoras sociales para entender qué pasa en el interior de ese cuerpo y cómo podemos entender sus acciones.

En #HablemosDeJóvenes te proponemos observar con distancia este concepto para sacar a flote sus muy particulares matices. Especialmente después de estallido social como el que vivimos, que nos dejó imágenes mediáticas de acciones directas en varias ciudades de Colombia:

1. Cali, 28 de abril. Un grupo de indígenas del pueblo Misak derribó la estatua de Sebastián de Belalcázar, un colonizador español, luego de un juicio realizado por la comunidad en el que fue acusado de genocidio y despojo.

2. Colombia, durante el paro. Los Comandos de Atención Inmediata (CAI) fueron uno de los principales blancos de la rabia por parte de los manifestantes, especialmente luego de jornadas de brutal represión policial. Muchas de estas edificaciones fueron incendiadas y algunas fueron ocupadas y usadas como bibliotecas comunitarias.

3. Bogotá, mayo. Estudiantes e integrantes del pueblo Misak renombraron la Avenida Jiménez, una vía principal que honraba a un conquistador español, como Avenida Misak. Fue su acción para reivindicar las luchas Misak y resignificar el territorio sagrado de Bacatá.

Por mencionar algunas.

Y ustedes, ¿qué órganos/sistemas agregarían a este cuerpo para comprender mejor, por ejemplo, las acciones de las/os jóvenes durante las recientes manifestaciones sociales?