La advertencia inicial no es ingenua. “Antes de comenzar, usa audífonos para una mejor experiencia”. Lo que viene después es sencillo pero terriblemente cercano. Veintidós minutos de una locomotora que llega directo al corazón para encenderlo. No fue poca cosa, me vi allí. Todo corazón tiene un cuarto penumbroso en el que arruma los escombros de épocas dolorosas.  En el caso de Juventud Maldito Vacío, la nueva serie podcast de la colombiana Laura Ubaté, los escombros son los pedazos de una promesa ensordecedora: la juventud, ese divino tesoro.  

Ni tesoro ni divino. La juventud no se parece a nada de lo que nos prometieron y ella ha venido a contarnos porqué. Envolvente en el sonido y generoso en la emotividad de su narración en primera persona,  Juventud Maldito Vacío es un podcast que habla sobre el salto al vacío que es perder la ingenuidad y hacerse mayor. Sobre vivir la juventud en Bogotá (Colombia). Un podcast inusual para el prototipo que se ha instalado en el mainstream.

Laura Ubaté y su equipo de podcasters han creado una criatura osada. Una bella rareza. En un trabajo técnico han logrado que la voz narrativa se desdoble en dos para que la Laura del presente dialogue con la Laura joven, adolescente. Así cumple la fantasía en la que tenemos charlas imaginarias con aquella persona que fuimos.

Es un podcast pero no es una cámara de eco entre amigos que conversan, tampoco un ping pong de preguntas entre una voz que busca saberlo todo y una voz experta que intenta hacerlo todo digerible. Nada divulgativo ni informativo ni conversacional. La criatura de Ubaté es un manifiesto de vulnerabilidad en la primera persona de una mujer milenial. “Una pequeña carta de navegación para atravesar eso que se interpone entre lo que sueñas y lo que se hace realidad”, sentencia en Malas decisiones, el primer episodio de la primera temporada de la serie que narra el nacimiento de su sueño de convertirse en una locutora de radio.

Los podcast suelen ser los cómplices de quienes, solitarios, no queremos sentirnos entre gente sino en compañía. Juventud Maldito Vacío es sobre todo compañía para hacerse bolita y encogerse hasta volver a tener veintipico y estar pérdida o enojada o rota por la farsa de la meritocracia que nos asfixia a esa edad como verduras de supermercado envueltas en vinipel. Rotas y supremamente vivas, finalmente quedamos expuestas a la pregunta maldita: ¿de qué se trata eso de hacer los sueños realidad?

Quizás no somos la primera generación sobre la que la juventud impone la carga deforme de cambiar el mundo y no poder lograrlo. Las guerras, las recesiones, el capitalismo han hecho lo propio con cada generación. Pero tal vez sí somos la primera que tiene a su alcance tantos recursos para subirle el volumen al malestar y memetizar las fauces del maldito vacío que se abre cuando eres joven y vas de bruces entre los veinte y los treinta.

“Siempre pensé esta serie como una historia para resignificar la juventud”, dice Laura Ubaté en su más reciente newsletter dedicada al estreno de Juventud Maldito Vacío Episodio 1. Desde la otra orilla, en los treintaipico, y quizá a las puertas de un nuevo y más pronunciado vacío, Ubaté apacigua el apabullante ruido exterior para envolvernos en un viaje que nos recuerda que tener un sueño es “la primera y más importante historia que una se pueda contar”.

Mientras espero la llegada del segundo episodio, he entrado a merodear al club sin derecho de admisión que son los comentarios de las personas en internet. “Pero qué es esta maravilla que me acaba de recomendar youtube”, dice alguien. “Justo en el kokoro 🥹”, confiesa otra. Veintidós minutos de realidad aumentada sonora que le dan a la gente un giro de su propio relato biográfico.

Escucha el primer episodio de Juventud Maldito Vacío:

En Spotify:

En YouTube:

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